Vitamina C, el gran aliado frente a los catarros de invierno.
Dejado atrás el intenso calor del verano, tras la transición otoñal, nos encontramos inmersos en el gran frío de invierno.
El objetivo principal es el de prevenir las enfermedades, manteniendo equilibrada la aportación de vitaminas, sales minerales y proteínas de elevada calidad.
Las bajas temperaturas de la estación invernal obliga a nuestro organismo a una serie de adaptaciones. Para empezar, nuestro cuerpo debe prepararse frente al descenso de las temperaturas y eso lo hace naturalmente a través de un mayor consumo de energía que precisa nuestro centro cerebral de regulación térmica.
Además, ese mayor gasto energético es uno de los factores que influyen en el descenso de nuestra capacidad de defensa frente a los gérmenes. Es un tiempo propicio para el desarrollo de muchos virus y bacterias, aumentando el peligro de infecciones, especialmente del aparato respiratorio, mientras que los peligros del verano se centran más bien en las del aparato digestivo.
Una pieza fundamental de la alimentación preventiva de invierno es la fruta, que precisamente la naturaleza nos brinda en el momento adecuado. En este tiempo los cítricos están maduros y a punto. Naranjas, mandarinas y pomelos son las mejores fuentes de vitamina C, de amplio y conocido papel antiinfeccioso, especialmente frente a las viriasis propias de esta época.
Para prevenir los catarros del invierno -y de cualquier época- es ideal el consumo de cítricos (naranjas y limones), cuyo alto contenido en vitamina C ayuda a elevar las defensas naturales del organismo. También son ricos en esta sustancia el tomate, la fresa y el kiwi.
Un buen vaso de zumo por la mañana y una infusión de tomillo – también de comprobados efectos preventivos- después de las comidas puede disminuir el riesgo catarral. Si a pesar de todo aparecen los primeros síntomas se debe aumentar el consumo de agua -hasta dos y tres litros diarios, mejor caliente hervida durante 10 minutos, una milagrosa rutina ayurvédica- para hacer las flemas más fluidas y ayudar al organismo a sus funciones de reparación.
La vitamina C es esencial para el desarrollo y mantenimiento del organismo, por lo que su consumo es obligatorio para mantener una buena salud.
Las principales propiedades de la vitamina C son las siguientes:
• Protege contra las infecciones (mata bacterias, virus, etc.)
Fortalece los mecanismos inmunitarios, especialmente apoya a los glóbulos blancos, a los anticuerpos y al interferón.
• Combate eficazmente la gripe, las alergias, el asma, la bronquitis y demás problemas respiratorios.
• Ayuda a neutralizar y a eliminar todo tipo de toxinas acumuladas en el organismo.
• Se ha utilizado en dosis altas para los pacientes con SIDA (en tubos de ensayo inhibe la replicación del VIH.
• Es fundamental para resistir el estrés, pues es el nutriente principal para las glándulas suprarrenales.
• Ayuda a los diabéticos a controlar los niveles de azúcar en la sangre y a proteger las arterias del daño provocado por la elevación de los niveles de azúcar.
Por consiguiente: no olvides los cítricos en tu dieta invernal, para mantener tu organismo fuerte frente a las bajas temperaturas de la estación.